El juego del trile, que parecía haberse extinguido de las calles, ha terminado por instalarse en la política y finanzas como la regla mayor del juego.
El sistema se resquebraja, los cubiletes de trile en manos de los mercados buscan la complicidad de los estados, que actuando como «paleros» juegan a esconder la bolita trilera, que en este caso con los derechos y bienes de los ciudadanos.
Un ciudadano se va a dormir confiado en que su trabajo, familia, ahorros etc… están a buen recaudo por su esfuerzo continuado y que cuando por la mañana se levante seguirá existiendo un suelo en el que poder pisar, puesto que ha colaborado él mismo y sus antecesores generacionales a la construcción de una sociedad que perfecta o imperfectamente, al menos le hacía sentir cierta protección ante cualquier desamparo eventual, salud, trabajo, intemperie etc…
La confianza depositada en que la justicia no se traiciona a sí misma, que la ley es para todos igual, que el delito se persigue, que la mentira pervierte, que el cuidado de los otros da la medida de la calidad de la sociedad en la que se vive, se ve traicionada todos los días.
El ciudadano convencido de que vive en democracia, sea cual fuera, asiste al espectáculo del recorte de derechos logrados a lo largo de décadas, aumentando su lista de deberes sin la más mínima compensación,es decir nula, pues la percepción del ciudadano es que su esfuerzo, como buen primo, compensa a los mercados financieros y a aquellos que los apuntalan.
Los mercados ajenos a todo lo que no sea su propia empresa mueven los cubiletes en los que desaparecen por arte de magia puestos de trabajo, hogares, hasta la salud se juega en el trile de los mercados.
Un proyecto de sociedad fuera de todo sentido común, que hace responsable al ciudadano de los desmanes financieros y le convierte en el amortiguador y «primo de riesgo» idóneo, Un primo que tratado como lejano, muy lejano, se le desinforma de las reglas del juego trilero con el cebo de los medios.
¿Dónde creció esta casta de trileros de guante blanco?,¿ hicieron novillos a todas las clases de humanismo, ética?, ¿no estudiaron a los grandes?, parece ser que pasaron por ellos y ellos pasaron de largo, para interpretar un auténtico thriller de trileros.
cvillamarin
amantiablog 